Su “cable a tierra” y su manera de ayudar a los comedores comunitarios
Cosechó más de 500 calabazas y zapallos de una huerta propia para repartirlos en comedores comunitarios.
"Le busqué la vuelta para ayudar a la gente", aseguró tímidamente Pablo Curró, quien en los últimos días cosechó una gran cantidad de zapallos rayados, redondos y coreanitos en su propia quinta, los que decidió repartir entre comedores y merenderos comunitarios de San Francisco, Frontera y barrio Acapulco (Josefina).
Pablo tiene 38 años, es licenciado en Administración Rural, egresado de la Facultad Regional y se reconoce como "alguien a quien le gusta mucho el campo" y cuyo sueño era estudiar Ingeniería Agrónoma. Tiene su propia huerta en un lote contiguo a su casa, donde produce las verduras que no solo lleva a su mesa, sino también a quienes más necesitan de una mano en estos momentos de crisis.
La siembra la hizo en septiembre y la cosecha fue toda una sorpresa, gracias a las lluvias del último tiempo, porque logró producir más de 500 hortalizas de este tipo.
"Ayer llevé a diez comedores, tanto en Frontera, Acapulco y barrios de San Francisco. En un lugar apenas llego se me aparecieron siete chicos con una sonrisa de oreja a oreja al ver lo que le llevaba. La verdad es que son cosas que a uno lo motivan", sostuvo Curró ante la consulta de LA VOZ DE SAN JUSTO, para quien esta actividad es su "cable a tierra".
"Con esta cantidad se le puede dar de comer a mucha gente. Y habiendo tantos lotes vacíos en San Francisco que se llenan de yuyos se podría cultivar más con el fin de llevarle comida a los comedores", reflexionó, agregando que "no hace falta tanto espacio para sembrar sino ganas y voluntad".
Su última producción
Cruda realidad
Curró destacó la labor de quienes están al frente de los comedores y merenderos y señaló que lo que él hizo ni se compara al trabajo que los demás llevan adelante: "Es para destacar la labor que hacen en los comedores, hasta que uno no se interioriza de lo que viven no te das cuenta de la humildad y el gran corazón que tienen para lograr las cosas que logran. Gente que no recibe casi ayuda. Y no solo los chicos van a comer sino que los contienen para que no estén en la calle. Ayer fui a un lugar donde le iban a pasar una película. La verdad es gente de mucho corazón, llevarle las calabazas es ínfimo al lado de lo que hacen. La vocación que tienen es enorme", afirmó.
Pablo avisó que esto no termina acá sino que es un comienzo: "La idea es hacerlo cada año, se siembra en septiembre y se cosecha en esta época", explicó, al tiempo que asumió un nuevo desafío: "Me sorprende la cantidad de gente que necesita, la cantidad de comedores comunitarios que existen. Empecé despacito y decidí publicarlo (en sus redes sociales) para llegar a estos comedores. Y la motivación es tan grande que ahora no van a ser quinientos, quiero cosechar mil la próxima".
Contacto
Quienes quieran recibir donaciones de Pablo, pueden ubicarlo con su nombre en Facebook e Instagram y también al teléfono (03564) 15509943.